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Agua en Menorca: responsabilidad si, excusas no

29/05/2025 A pesar de llevar meses muy lluviosos, el debate sobre el agua en Menorca no desaparece.

A pesar de llevar meses muy lluviosos, el debate sobre el agua en Menorca no desaparece. A veces por exceso, otras por defecto y, con demasiada frecuencia, empujado por quienes usan la escasez hídrica como coartada para frenar el avance económico y turístico de nuestra isla. Sin embargo, lo que sigue sin ocupar titulares es lo más importante: el problema del agua en Menorca tiene solución. Y lo que no podemos permitirnos es que, una vez más, se recurra al alarmismo para ocultar una inacción.

La gestión del agua es una cuestión de responsabilidad institucional y compromiso con el bienestar colectivo, no de un asunto ideológico. Y, como ocurre con otros servicios esenciales —electricidad, movilidad o conectividad—, debe abordarse con planificación, inversión y responsabilidad. En pleno 2025, ni los residentes ni el tejido empresarial podemos vivir pendientes de si habrá agua en verano o si será apta para el consumo. Es hora de actuar con seriedad.

Desalación: solución clara, implementación deficiente

Hace unos días, se conoció que el Plan de Gestión Sostenible del Agua de Ciutadella obligará a que el 57% del agua que se consuma en Ciutadella sea desalada para que la extracción de acuíferos se reduzca a la mitad. Esto confirma algo que desde hace años venimos denunciando: la desaladora de Ciutadella no está rindiendo como debería. No basta con tenerla, hay que hacerla funcionar de forma efectiva para que ayude a mejorar la calidad de los acuíferos.

Aplaudimos el anuncio de la Consellería del Mar I del Cicle de l’Aigua de instalar una nueva desaladora en la zona de Levante, pero pedimos que no se repita el error de Ciutadella. Si realmente se va a construir, que se haga bien y con toda la infraestructura y conexiones necesarias.

No se trata solo de construir plantas, sino de garantizar que el agua llegue, y llegue bien. Reclamamos un plan integral, no solo titulares y anuncios. La puesta en marcha de la nueva desaladora de Mahón debe ser una prioridad real y no quedarse en un proyecto. Necesitamos una red insular de abastecimiento moderna, con autonomía técnica y capacidad para absorber los picos de demanda en los momentos críticos del año, sin que eso signifique poner en cuestión continuamente el modelo económico de Menorca.

Desde PIME Menorca, recordamos que existen instrumentos para financiar estas infraestructuras. El canon del agua, creado precisamente para invertir en la depuración del agua, debe cumplir su función y no desviarse de ese objetivo. Lo mismo ocurre con los fondos recaudados a través del Impuesto sobre el Turismo Sostenible, que pueden y deben destinarse a mejorar el abastecimiento, tratamiento y calidad del agua en Menorca. Hablamos de servicios básicos, y como tales, las inversiones deben financiarse con recursos públicos.

Además, no podemos ignorar el papel de las depuradoras. Es imprescindible mejorar la calidad del agua tratada y fomentar su uso para fines compatibles: riego agrícola, limpieza urbana, usos industriales o zonas verdes. Esta reutilización inteligente permitiría liberar agua potable y reducir la presión sobre las fuentes tradicionales.

Una gestión eficiente es compatible con la actividad económica

Nos preocupa, además, el uso reiterado del problema del agua como arma arrojadiza contra nuestros visitantes. El turismo, como cualquier sector, debe actuar con responsabilidad, pero no puede convertirse en el chivo expiatorio de décadas de falta de previsión pública. El modelo turístico de Menorca es sostenible y compatible con una gestión responsable de los recursos. El verdadero enemigo no es el turista, es la falta de previsión.

Soluciones reales, no excusas

Por eso, exigimos una actuación urgente en varios frentes: mejorar de forma inmediata el rendimiento de la desaladora de Ciutadella; ejecutar con garantías la planta de Mahón; renovar las redes de distribución que pierden agua cada día; garantizar una calidad del agua apta y digna en todos los municipios; impulsar el uso de agua regenerada y modernizar las estaciones depuradoras; y apostar con firmeza por el ahorro eficiente y campañas de concienciación con continuidad.

No pedimos imposibles. Pedimos rigor. Y recordamos que solo cuando se tomen decisiones valientes y se resuelvan las carencias estructurales, podrá la administración exigir esfuerzos adicionales a empresas y ciudadanía. Hasta entonces, lo que exigimos es gestión, no discursos.

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